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Otra esmerada ilustración de la factoría |
Los días que vinieron fueron incómodos, los compañeros le hacían el vacío o lo gastaban a morir, sin intermedio. El hijo de mil merodeaba cerca de Felipe, era obvio que esperaba una reacción, algo, pero aunque las extrañaba más que a su mamá muerta, cuando se cruzó con el trompa esquivó su mirada, menos como indicativo de vergüenza que de desprecio.
Lo que Felipe hizo luego pudo parecer un acto de revancha, o de justicia callejera. Nada de eso, no toleraba la idea de irse para siempre sin verlas. Esa fue la guía de sus acciones, del recuerdo de ellas sacó el valor para entrar de noche al taller con la llave que había robado del cinto del supervisor, viejo lelo. Conocía tan bien el lugar que no necesitó encender la linterna. Esquivó la fosa, cinco pasos más, giró a la derecha y encontró la escalera, 22 escalones entre Felipe y la oficina. Tenía lista una barreta para descuajeringar la puerta pero no hizo falta. Encendió la luz.
Virginia, la colegiala, gritó desde atrás de un cuadro. Cómo me viste, preguntó Felipe mientras descolgaba el horrendo paisaje costero que escondía tremenda yegua. Te conozco los pasos, tonto. Isabel la madura, camuflada por un fichero, pegó unos alaridos de contenta. Ya va, la tranquilizó Felipe. Dónde están las otr… ¡Paf! ¡Paf! oyó que venía de la gaveta del escritorio.
María y Érica, las del cajón, le contaron que el dueño no era como él, lo único que hacía era mirarlas y meterse el dedo en el culo, así lograba excitarse. ¡No quiero saber más! las cortó… Vine a despedirme, dijo fúnebre.
Pasado el estupor inicial les habló sobre sus recientes vicisitudes y la decisión de irse. Hubo silencio y ojos tristes hasta que Isabel le pidió a Felipe que se retirase porque querían conversar. Pese a las quejas esperó en el pasillo.
Al regreso lo atacaron sin contemplación, Virginia le fue al pito, Isabel y María se entretuvieron con el cuello y las tetillas, y Érica trató de entrarle por el culo. Perdón, es la costumbre, sacó los dedos antes que Felipe la sopapeara.
Además de una orgía fue un acto de ensañamiento con el lugar. Dejó sus eyaculaciones sobre unos papeles del escritorio, el sillón chorreado después de reventarle el culo a Virginia, la alfombra de pelo largo con manchones y gotas, incluso el fichero, donde ejecutó una toma especial agarrado de los pezones de María.
Qué hablaron cuando estaba en el pasillo, curioseó Felipe. No podemos ir con vos ¿sabés? respondió Virginia arreglándose las trenzas pero todavía en concha. Silencio. Felipe alternó miradas interrogativas con sus chicas. Tomá, dijo Érica la mecánica al tiempo que sacaba algo del mameluco rotoso. Para que nos recuerdes, agregó Isabel.
Eran ellas pero en pequeño, cuatro almanaques de bolsillo, todos con poses distintas y disfraces nuevos. Es el mejor regalo, alcanzó a decir entre pucheros. Si prolongaba la despedida corría el riesgo de cogerlas de nuevo, y no había tiempo, o quizás sí había pero Felipe sintió la urgencia de irse. Se exprimió para que sus palabras finales quedaran indelebles.
Al mal paso darle prisa…Creo.
Las musas hablaron todas a la vez, algo de que lo querían, mezclado con palabras soeces, un ruego que casi lo convence de volver, y la promesa. El dueño iba a limpiar toda su leche con la lengua, era eso, o un puño dentro de su viejo culo roto.
Por la idea disparadora mi agradecimiento a tecontaretodo
Y a Carla por la continuidad de sus dibujos
Todos queremos llegar al final de cuento de la manera más motivada y hasta en un estado de inconciencia, o sea “acabar” desarmados de placer, y este relato lo logró.
ResponderEliminarMe fue llevando y como plus me hizo reír.
Abrazo
Efa, has logrado a través del cuento, revelar las entrañas de una mítica e iconomanía, que es muy común y popular en los mecánicos: la adoración por los almanaques con muchachas bien dotadas corporalmente. Genial, meter al personaje en las chicas del calendario, y jugar a este peloteo del almanaque de manos del subordinado a la pared del jefe del taller. Me imagino, al jefe, en una de las bacanales con las chicas del calendario, llevado a sorber "las cabras" de su subordinado. Hay una película de Kurosawa, en que un hombre que esta viendo un cuadro en una exposición, se mete en el paisaje de la pintura...por qué no un mecánico en el calendario de uns chicas sexi. Un abrazo
ResponderEliminarjajajjajajajaj genial!!!!!estupendo!!!super original!!!!me encantóoooo!!el mecanico ligado" a sus almanaques y a sus chicas que le hacen convertír el sueño de tooodooo hombre ajjajajajajjajajaj en realidad!!!!!!!genial Efa!!!Milllllll besitos
ResponderEliminarlas puertitas del señor mecánico...
ResponderEliminarMuy creativa, muy bien contada y muy bien ilustrada.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Ejem...gracias por la referencia...el agradecimiento es mutuo :)...Y el texto, como ya había dicho, sólo podía ser de tu autoría y de tu creatividad envidiable con las plumas...
ResponderEliminarNo puedo dejar de reírme.
ResponderEliminarMuy bueno!
El dibuja se zarpa!!! Es genial!
¡Qué buena segunda parte! y dicen que nunca fueron buenas... Aparte de morirme de risa, me quedo con una palabra: "musas". Buenas pibas resultaron ser, y están divinas en la ilustración.
ResponderEliminarUna alegría, Efa :)
Que buen regalo que le dejaron sus musas :P
ResponderEliminary un enchastre para el otro.
que ganas de leerte!
y ahora la segunda...Y me descubri riendo mientras leia tu historia que es tan buena que parece escrita por aquellos genios que todavia leemos.
ResponderEliminarUn abrazo
Mira que a mí me ha recordado el final de la adolescencia...
ResponderEliminarMe gusta mucho
a la pelota! todo eso te disparó el post de tecontaretodo??
ResponderEliminardivertido y escatológico!!
por cierto, muy buena la ilustración
Besos!
Lo imaginé como la versión triple x de "La rosa púrpura del Cairo" jaaj.
ResponderEliminarDivina la ilustración! Y hasta me imagino la cara del jefe al día siguiente, linda sorpresita se va a llevar. Besos! M.
que final...reprobable jajaja
ResponderEliminarme sigue asombrando la naturalidad con la
que hablás de estos asuntos.
carina2012
aah un saludo a la dibujante.
ResponderEliminarMiedo me da que las chicas del calendario de mi hijo se salgan en las noches y se metan a su cama :(
ResponderEliminarjajajaji una OSADÍA.
ResponderEliminarviejo ano roto jajaa
me pasé no?
ResponderEliminarUn final a toda orquesta y como deberían de ser todas las despedidas.
ResponderEliminarSaludos
J.
Sobresaliente
ResponderEliminaruna seguidora silenciosa
y pensar que me hubiera pasado si hubiera tenido aún un calendario parecido a este, jjaja genial tu relato como siempre, rayas en lo original. Saludos
ResponderEliminarEn Matinée me tomo un trago y veo la película.
ResponderEliminarFelipe se las cobró bien cobradas.
Feliz cumpleaños...eso me dijo hotmail, espero estar en lo cierto! chin chin
ResponderEliminarMuy bueno efa, como siempre. Lográs que lo escatológico resulte de mi gusto. Para cuándo el libro de cuentos con ilustraciones de histeriet@? Muy buena esta dupla!
ResponderEliminarBeso y que los cumplas feliz!
recordé la película desde el infierno, sólo que sin sus constantes muertas.
ResponderEliminarFascinante ya lo sabeis
Besos infinitos
Leí los dos volúmenes juntos, muy bien en llamarlo
ResponderEliminarclímax.
Contado con naturalidad de escritor
Buenísima la vendetta de Felipe!
ResponderEliminarYo quiero que siempre vengues a los malos....Efa.
Creo que estuviste de cumple, Felicidades! (me toca pronto).
Besitos.
Impresionante resolución para una historia que arrancó de maravilla.
ResponderEliminarMe hiciste acordar del taller del barrio, cuando yo era chica pasaba por la puerta de un taller cuando volvía del colegio que tenía un almanaque de mujeres tetonas ligeras de ropa, estaba gastado y sucio. Un día le pregunté a mi vieja que hacía colgado eso ahí si nadie lo miraba. Al día siguiente, no había más calendario. Lo que me pregunto ahora es cómo hacés para que cada historia tuya me lleve sistemáticamente a algún recuerdo.