
De todas las opciones eligió la más radical. Matar al ser amado más que muerte es amor.
Tan poseso que había renunciado al trabajo para seguirla. No porque fuese a descubrir algo que no supiera, sino porque lo mantenía sanguíneo, con el odio a flor de piel. Máxime cuando regresaba espléndida, y a los pocos minutos juntos se agriaba sin razón, hacía mohines de fastidio, subía el volumen de la música y se encerraba en el baño para lavarse, qué puttana.
En la cama fingía dormirse. Andaba insomne. Pensarla cogiendo, desflorado el culo, tragándosela. Lo acometía una profunda erección, aguantaba, y cuando no, abría sus labios de churrasco y se internaba en seco, la dejaba lúbrica, sumisa, derramada.
Ese día la asaltó en la ducha, se rehusó porque llegaba tarde, forcejearon, lo mordió y hasta cuestionó su hombría. Igual le pegó la cogida más memorable, coqueteó con estrangularla cuando la tuvo en cuatro, y un poco lo hizo, pero luego la montó, a pesar de los relinchos y su índice hurgándole el hoyo.
La siguió hasta el edificio, esperó que un incauto lo dejara entrar y subió al décimo. Entre mentir y la verdad eligió esta última. Soy yo, contestó a quién es.
Al otro lo apuñaló sin parpadear, con su mujer no pudo. Limpió la escena, trancó la puerta y se la llevó de los pelos. Con vos todavía no acabé.
"Matar al ser amado más que muerte es amor". Te la voy a robar je.
ResponderEliminarFelicitaciones
Acabo de regresar y veo tus dos últimos post. El de Cerati, inconstestable! Y el de recién, crudo y sin censura.
ResponderEliminarCoincido con Richard, yo también te la voy a robar, bs
ResponderEliminarMUY BUENO!!!
ResponderEliminar(sabes q cuando digo esas 2 palabras es porque me quedé deslumbrada!)
Me quedé deseando la segunda parte... :D
ResponderEliminargracias, yo también, ja :P
ResponderEliminar