Narrativas de género, y de paso

domingo, 1 de agosto de 2010

Corporativismo


La empresa contrató a Rogelio Duprée, experto en efectividad, él y su equipo conducirán un relevamiento integral de sus actividades, así lo notificó mi jefe. Pausa, para medir nuestra reacción, y siguió. La idea es desarrollar nuevas herramientas, saberes, estrategias; para maximizar tiempo, recursos y bla, bla, bla. Siempre que usaba el bla, bla, bla esperaba que nos riéramos, algunos alcahuetes lo complacían.
Tuve la fortuna, según Duprée, de que me tocara él en la entrevista. Nadie es mejor que yo en estos encuentros one on one, y si aguardaba alguna reacción, no la hubo, actué la más soberbia cara de piedra. Había planeado jugar seguro, mostrarme solícito, eficiente y cordial, algo mucho, pero no tanto si pretendía conservar el empleo.
(Fragmento borrado. Extenso monólogo interior. Encrucijada y decisión)
Al diablo, fui contra mi naturaleza de asalariado temeroso, contesté desde mis verdaderas tripas, sin concesiones, oportunismo o capitulación. A su curiosidad por saber cuáles eran mis tareas, la desarticulé con un impensado revire. ¿Viste la película “belleza americana”? Dudó. ¿Qué tiene que ver? No respondí, si lo hacía regresaba al banquillo de interrogado, me quedé observando un punto fijo en la nada entre su oreja derecha y la pared. Sí, la vi. Entonces recordarás que hay una escena muy parecida a este momento. Hice la pausa del jefe pero no picó. Es casi al principio, la entrevista de Kevin Spacey con el consultor, ¿te acordás? Apostaría mi sueldo a que se llamaba como vos, Duprée, pronuncié con voz afectada. Era el tipo que venía a rajarlos.
Hizo una media mueca, como diciendo “sarcasmo detectado”, y retrucó. ¿Prefiere que deje la pregunta sin respuesta? No, dejá el comentario sobre “belleza americana”.
Sabe qué, hizo la pausa, hagamos un psicotécnico, ¿le parece?
Respondí cualquiera en el examen, en la parte que debía contar una historia me despaché de lo lindo contra mi jefe, dibujé gente decapitada en las consignas lúdicas, y mi letra cursiva, ineludible en estas pruebas, fue la de un infante de tres. Y todo ese derroche ante la grave vista de Duprée. ¿Por qué actúa así? Vos también actuás Rogelio, todo es cuestión de roles, algunos aborrecibles, otros más dignos, pero papeles al fin, miradas arquetípicas constr… Mentira, no lo floreé tanto.
¿Por qué no dicen la verdad? y aunque sabía que no había verdad por develar, más que la que sabíamos (sic), quería oírlo de él.
Fue interesante conocerlo Sr…, se incorporó y extendió la mano.
Algo más Rogelio, pueden pasar dos películas, ¿querés saberlas?
Realmente no.
“Belleza americana” o “Enredos de oficina”. Lo bueno es que gano en las dos. Y me fui por el foro.


Coda: viajando en el ascensor recordé que Kevin Spacey moría a manos del milico homofóbico.
Coda II: me indemnizaron bien.
Coda III: a Duprée lo agarraron con cocaína.

5 comentarios:

  1. muy muy bueno...
    y despues de leer Coda III imaginé a la perfección la cara de Duprée!!

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  2. sí, bueno, es el remate, el golpe de efecto :P

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  3. lei tus narraciones depravadas, muy buen titulo, todos los cuentos tienen algo, incluso los q no me interesaba el tema. Pero lo mejor es tu voz Esteban, hace q quiera seguir leyéndote. La próxima te cuento más. Bss EFA

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  4. gran tributo a una de mis pelis favoritas!
    Bien EFA

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