- ¡¿Qué hacés?! –gritó Sabrina al tiempo que le pegaba un
trompazo a Rulo.
- ¡Paraaaá! –se defendió Rulo acariciándose la mejilla
golpeada–. Pensé que querías un beso.
- No así –lo corrigió. No le había gustado nada el
acercamiento de Rulo. Qué clase de frase era “vení, nena” para un beso inicial.
De seguro no iba a ser así, y si no se le ocurría algo mejor, bueno, a cagar.
- ¿Querés una seca? –le convidó una pitada de su chala, y
mientras esperaba que Sabrina dijera algo pensó que todo era muy complicado con
las minas. Para los pibes era más sencillo; vos me gustas, yo te gusto, dale,
vamos. En cambio, para la clase de mina que era Sabrina todo debía tener un
sentido, debía hacerse de la forma correcta.
- No quiero tu falopa, tarado.
- ¿Qué querés, loca? –preguntó molesto por el insulto.
Sabrina estaba mejor que una mañana fumado, sino jamás se hubiera bancado un “tarado”
con esa liviandad. Sí, estaba más buena que cualquiera de las trolas que
conocía. Era algo repartido entre su pelo, los ojos pardos y esa piel tan blanca
que le recordaba al vasito de leche que le habían dado en el cole durante su
primaria.
- ¿Qué vas a hacer para remarla? –Sabrina se arregló el pelo
con una colita alta, luego dejó caer dos mechas al costado de sus orejas. Ella
sabía que no podía pedirle demasiado a Rulo. Era uno de esos pibes que su padre
hubiera calificado de lento, desprolijo y atrevido. Pero también tenía algo que
le resultaba…magnético. Sí, Rulo era bello a su manera, poco iluminado, pero
atractivo. Algo en esa cara de alienígeno recién bajado de la nave nodriza la
cautivaba más que sus defectos.
- Te traje esto –y sacó de su mochila un pequeño álbum de
fotos.
- ¿Para mí?
- Sí, tarada.
… Sabrina consideró enojarse.
Rulo y ella rieron.
- Son de cuando fuimos a los lagos de Palermo, ¿te acordás?
- Sí –disimulando las ganas de tirarse encima de Rulo.
Sabrina tuvo la conciencia del momento perfecto, ella
mirando las fotos, él, pura contemplación. La escena, el clima ideal.
…
- ¿Vamos a un telo?
Las cosas que que nos decimos para justificar, justificarlos...
ResponderEliminarbs, Pau
Esa frescura adolescente que el tiempo nos arrebata...
ResponderEliminarun placer leerte, muaks!
Como bien decís, las minas son difíciles. Más que difíciles son volubles, impredecibles. Aunque no son todas así. Lástima que siempre terminamos enamorándonos de las más piantadas, como Rulo.
ResponderEliminarAbrazo, compañero
Siempre una de cal y dos de arena, siempre.
ResponderEliminarSaludos
J.
Cal y arena, bien dicho.
ResponderEliminarTu defecto es no escribir seguido.
Nada mejor que terminar en un telo para el remate final.
ResponderEliminarSaludos.
Esto me llevó de plumazo a una revisión necesariamente fragmentada de mi pasado y a un apocalítico pispeo del futuro que tiene a mi hija y algún Rulo que pulule en ese porvenir. Te odio, Efa, sabelo, me pintaste lo que se viene y no sé si estoy lista.
ResponderEliminarLos vídeos de la gente mas depravada sexualmente en: http://depravadossexuales.blogspot.com/
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