Se agrandó la familia, o más bien la morgue. Empezó con uno, ahora debía deshacerse de dos cuerpos. El que iba en el asiento del acompañante, ataviado con gorra, gafas oscuras, bufanda y descalzo, el mismo que no pudieron arrojar al río. Y uno recién adquirido en la butaca trasera, en vida había sido policía, ahora vestía de civil, porque el uniforme lo engalanaba él. Te sienta bien, de hecho tenés cara de yuta, bromeó el locutor dentro de su cabeza que no dejaba palabra por decir, sí, como una conciencia pero siniestra.
Próxima estación cementerio de Chacarita, anunció al inerte auditorio. Esquivó avenida Cabildo yendo por Moldes, en Lacroze a la derecha, y por esa hasta que se topó con la necrópolis. ¿Qué esperás para llamar al Cotorra? No quiero que me vea de poli. La voz carcajeó exageradamente, al fin, seguía siendo el mundo del hampa, y nadie quería un rati cerca. Si se pasa de vivo decile que tenés al dueño del uniforme desnucado en el auto.
El Cotorra los mandó a esperar junto a una entrada lateral de autos. Tardó algo menos de diez minutos en mostrar su pérfida efigie, suficiente para sopesar las opciones. Podía negarse, alegar demasiado riesgo, que eran dos, y los tiempos habían cambiado. En ese caso no tendría opción más que invocar el favor que le debía.
¡Por acá! gritó el Cotorra desde la penumbra, y levantó la barrera. Parece que estamos de suerte. Callate, mufa.
El apodo no provenía de su parecido con el ave, o porque hablaba tupido, sino por su aversión a ellas, sus chillidos, tanto que las asesinaba a gomerazos, y nunca imaginó que el alias se le incrustaría como las almas de las plumíferas.
¿Y ésos? Pensó que se burlaría del disfraz, pero no, conocía el orden de lo prioritario. Necesito cremarlos, sin preámbulo, sin hola siquiera. El Cotorra se desorbitó, interpuso su centena de kilos frente al auto y golpeó el capot con las manos. ¡´tas loco, ya no es como antes! Inhaló, exhaló, ¡tengo un pendejo que me vigila toda la noche!
El ahora empleado del cementerio había malvivido como asesino a sueldo antes de caer en desgracia con el jefe por unos golpes que marró, tuvo que desterrarse, cambiar la cara y aceptar un empleo menor en capital. Con los años cobró su venganza, juntó unos sicarios fieles y acometieron contra el capo de la mafia correntina. Los hijos del muerto juraron vendetta y de nuevo regresó a los Aires, a un puesto que aunque renegara, le cuadraba perfecto, sepulturero.
Decile que te cargás al pendejo. Callate, ¿y si lo mandás a otro lado mientras hacemos lo nuestro?
Si no fuesen hampones de códigos hubiesen derramado sangre antes del inicio, pero el Cotorra sabía que un favor adeudado debía pagarse cuando llegaba el momento. Ok, yo habilito el crematorio pero el pendejo es tuyo. Ergo, debía improvisar algo para quitárselo de encima.
Estudió el horizonte de lo posible, matarlo con una de sus clásicas torsiones de cuello, dejarlo inconsciente pero vivo, sobornarlo, meterle droga en el café, o podía montar una farsa, la más antinómica de las mascaradas, él en la piel del poli.
¿Qué le vas a decir? interrogó la voz. Voy a intuir como hasta ahora. No seas orate, matalo.
El nombre del pendejo era Germán, hacía cuatro meses que trabajaba con el Cotorra, hasta donde sabía era recto, nadie encendía el horno sin que lo supiera, se ocupaba de anotar los ataúdes, las firmas del registro, los horarios de ingreso y salida, y el correveidile de las autoridades. Si es como dice no tenés chances, ni siendo Laurence Olivier.
Tenía que idear una vuelta que lo desmadrase de la rutina. ¡¿Germán?! lo asustó ni bien irrumpió en la guardia del crematorio. Cabo Ramírez, se identificó. ¿Qué quiere? Haciendo la ronda perimetral encontré un hombre que dice ser su padre. ¿Qué pasó?
El que pega primero pega dos veces, lo encorajó la voz.
Está descansando en la casilla, le dieron una buena zurra, se fue del personaje. Voy a llamar al celular, anunció el pendejo que ya empezaba a crisparlo. Lo robaron. ¡¿Por qué no lo dijo antes, idiota?! Y salió disparado de ahí.
Un escalofrío de orgullo le corrió el espinazo, pero no era tiempo de vanagloriarse, siguió a Germán por las inhóspitas calles de la Chacarita, flanqueados por galerías de nichos, descampados con cruces, y las bóvedas, casas para muertos.
El Cotorra cumplió su parte, apretujó los cuerpos en dos cajones que se incinerarían a primera hora. El de las gafas, bufanda y demás, compartía hospedaje en el féretro de una anciana, el ex uniformado aguardaba junto a un hombre fallecido en un accidente. Para que nadie desconfiara del peso él mismo supervisaría el proceso hasta las cenizas.
Cuarenta minutos después se reunieron en la entrada principal. Preguntó cómo estaban, apelmazados, contestó el sepulturero. Quedó en llamarlo a la mañana para asegurarse.
¿Y el pendejo? Le di café con narcótico, duerme en la casilla. Cagalo a trompadas de mí parte, sonrió el Cotorra. Hice algo mejor, ya te vas a enterar; y le tendió la mano.
una eficacia probada
ResponderEliminarah! no! la que se quiere enterar soy yo!
ResponderEliminarqué le hizo al pendejo?
Tá bien, lo dejamos librado a la imaginación de cada cual ;)
Muy buena la historia
besoabrazo
Me encantó la inclusión del Cotorra, reverdeció el relato! Y no defraudó al final, a pesar de que imaginaba un baño de sangre jeje
ResponderEliminarBs
carina
Ok, yo creo que este no es el final, podemos negociarlo? o es una decisión cerrada?
ResponderEliminarEfa, yo tambien esperaba un baño de sangre... o una torsión de cuello al menos!
ResponderEliminarExcelente relato, con un final felíz afortunadamente. Muy buena la descripción del cotorra, si se viene a mis pagos, estoy segura que se terminarían los problemas del daño al cableado telefónico.
Besos..y estaré atenta a tus próximos relatos..
No, no puede ser el final, semejante historia da para más y está bien, el final abierto garpa, pero lo podemos estirar un poco más...¿Dale?
ResponderEliminarAh, tenés que conseguir algunos estudiantes de cine con plata que anden necesitados de guión para un corto y ¡voila! otra que Tarantino...eso si, bajo tu estricta supervisión, no sea cosa que se manden una de Alberto Migré en la adaptación...
Saludos
Atrapante desde la primera entrega! Buenísimo cómo el protagonista pasa de ser un improvisado a un experto criminal. O lo fue desde el comienzo? Su contacto con prófugos de la mafia correntina (otro hallazgo)levanta sospechas sobre el origen del impune. Thumbs up, vamos por más!
ResponderEliminarme atrapan tus relatos. las descripciones son perfectas. sos un genioooo escribiendooooo!!!
ResponderEliminarcuando publiques un libro, será best seller!!
kissesss
Para mí está bien q termine así Esteban! En los dos capítulos anteriores dejaste finales abiertos y este no podía ser la excepción.
ResponderEliminarBs
Hola, este es un nuevo espacio para debatir y decir lo que pensas respecto a las entradas que vayan apareciendo en el blog, te va a resultar interesante. Saludos!
ResponderEliminarEstaremos esperando el epílogo ;)
ResponderEliminarAlicia, q bueno leer tu comment, estuve buscándote en la virtualidad pero te me fuiste.
ResponderEliminarDiego, Magui, ya habrá ocasión para un epílogo :P
Saludos
efa
Digno cierre para una historia dark q ya venía gestándose! Estaría bueno un epílogo pero sino está bien EFA
ResponderEliminarBss
hola efa! molto bueno che!
ResponderEliminarbesos
ta gueno efa, es un placer leer tus relatos.
ResponderEliminarJO DE ME!!! no nos podes dejar así!!!!
ResponderEliminarya voy a buscar el teléfono del cotorra para pedirle un "favorcito" jaja
besos
JaJA! muy bueno GENIO! barajaste todas los finales posibles,(algunos sugeridos en el capitulo dos),y nos dejaste a todos con la boca abierta! CLAP CLAP CLAP- SNM!!!!
ResponderEliminarUN MUY BUEN FINAL!!! INESPERADO Y NO ANUNCIADO!!
muy cinematográfica la última de la saga! Que viene ahora?
ResponderEliminarSaludos
toda esta serie es buenísima. la hace más honor al nombre que su prima gringa.
ResponderEliminarAplausos por el blog, muy bueno el contenido. Te voy a seguir, pasaré con más frecuencia.
ResponderEliminarSaludos
que blog de CULTO efa, y si encima escribís secuelas, mucho más! Solo para entendidos je
ResponderEliminarComentario desubicado, ¿sabés q cuando publiques un cuento malo t vamos a castigar mal?
Je, buen dato, será cuestión de ponerle el pecho a las balas. Y hablando de balas, recordá que "ideas are bulletproof" y eso es una cita.
ResponderEliminarEn fin, esperemos mantener la puntería.
bs
efa
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ResponderEliminarMuy muy bueno!!!!!..
ResponderEliminarDeberías subir el de Rincewind..
Estoy tratando de acordarme bien de la trama, pero lo escribiste hace mucho tiempo y mi memoria me falla...pero recuerdo que estaba muy muy bueno..
bsss.....
para mi gusto la mejor de la trilogía!
ResponderEliminarBss